jueves, 24 de diciembre de 2020

ENTRE EL JÚCAR Y EL CABRIEL- EL PAÍS DE LA NIEBLA

 


Cierta gente, esos que forman el reducido grupo de  lo que solemos llamar gente guay, denomina a este territorio extremo de la gran llanura manchega -que cuelga directamente sobre tierras valencianas- mesopotamia, que en cristiano quiere decir: tierra entre dos ríos. Geográficamente es así: ocupando una posición central entre el curso del Júcar, al Sur, y el Cabriel, al Norte, Casas Ibáñez es una población anodina y culturalmente inerme, con demografía en franco retroceso y una población envejecida que perpetúa el mito del gañán que siendo tonto como un terrón, se piensa que el  Consejo de Ministros ha de contar obligatoriamente con su opinión facultativa. La gente guay, los que bautizan desde la oficialidad de su web el mito republicano de la Manchuela como una desconocida Mesopotamia roja, paraíso de las  clases oprimidas, no son menos pretenciosos que la ilustrada masa de campesinos. Aparte la ancestral estulticia que caracteriza su pensamiento, una insufrible pátina de soberbia -lo que yo llamo el aura y merece estudio en otro apartado- recubre todos sus artificios sociales. Su manera de vestir, su mascarilla morada con la bandera republicana y el arco-iris, su aparente desenvoltura social, sus expresiones... Al fin y al cabo no se trata más que de parafernalia conductual, acendradamente adquirida en esas escuelas particulares del completo ciudadano socialista. Gente pija como otra cualquiera, nada especial: papá de posibles y contactos que no ha pegado palo al agua en su vida (su magnífico "trabajo" como liberado sindical de la UGT o CCOO se lo ha permitido) y mamá profesora que aprobó las oposiciones en el tardo franquismo y ahora les dice que en la Transición habría que haber ahorcado a mucho franquista. 45 años  después y un país nuevo que merece un futuro, estos fanáticos que pasan por intelectuales proclaman el advenimiento de las ejecuciones liberadoras. Cuando ya todos los franquistas están muertos. Así que en esos  conciliábulos republicanos se expiden certificados de demócrata a quien buenamente a ellos le parece. Amigotes, militantes y tontos de manual que a falta de otras capacidades incorporan la ideología como una seña de identidad. 


         De las pocas virtudes que tiene, como población, CI es su privilegiada posición geográfica. Lo que para mí es suficiente. Y aunque el habitante medio tenga como señal de superioridad el que este municipio ostente el título administrativo de cabeza de partido judicial, ello es sólo debido a la citada circunstancia: una posición más o menos céntrica entre el resto de municipios de la comarca. De Fuentalbilla hacia el Este ellos es así de manera destacada. Otra cosa es su mitad occidental hasta el Júcar, donde el resto de poblaciones (Motilleja, Madrigueras, Mahora...) basculan decididamente hacia Tarazona y Quintanar, cuando no exclusivamente hacia la capital, Albacete.

         La posición geográfica sobre el conjunto de tierras en la retaguardia del Mediterráneo, la altitud de la meseta, cuyo zócalo se levanta casi 300 m de golpe desde el fondo montuoso del Cabriel -700, desde la franja litoral cuyo centro ocupa Valencia- y las condiciones climáticas de sequedad y rápida pérdida de calor durante la noche que caracteriza a todos los desiertos altos, producen el deprimente fenómeno de las nieblas matinales, que a veces no se levantan hasta pasado el mediodía, como está ocurriendo en estos últimos días de Diciembre. Las nieblas son hijas de las atmósferas de estancamiento que propicia el anticiclón de las Azores, que es el que rige el clima en el resto de España, si exceptuamos la cornisa cantábrica. De manera que a falta de lluvias generosas, el campo consigue cierta cantidad de humedad de este fenómeno. Después, cuando un sol brillante tiñe de cobalto unos cielos altísimos, la hierba rala de los sembrados y ribazos refulge como sólo por aquí he podido contemplar. Un bálsamo para el alma y pulmones estragados. 

              El fresco, más que el frío, mantiene la vegetación húmeda y brillante. Ya ha habido unas cuantas heladas suaves (-2, -3 grados). Pero cierta abundancia de lluvias que empezaron en verano (cosa inusual por estas latitudes) y se magnificaron este otoño, junto con la mencionada benignidad de temperaturas, han posibilitado un invierno amable que invita a la literatura, a la fotografía contemplativa y sin pretensiones sobre un mundo apartado que tampoco gusta de poetas e intelectuales frívolos. Tampoco de doctrinarios y farsantes que se pasan la vida intentando salvar a los demás desde posiciones privilegiadas. (La gente guay que comentaba al principio).



domingo, 20 de diciembre de 2020

 

Sin salvar las distancias, el territorio rocoso que aparece en la película, destacando sobre un fondo de bosques y lagunas -un río enorme lo separa de la gran llanura que se extiende al infinito- me recuerda al domo de Boniches y sus formas rocosas de arenisca roja: solitarias, como en el filme, de entre la tupida foresta de pinos y melojos. HIGH GROUND, que viene traducida al español como Tierras Altas, en realidad significa SUELO ELEVADO, literalmente: LUGAR ELEVADO. Uno de los protagonistas, el francotirador blanco, le explica al aborigen, Tom, que es desde ahí justamente donde se obtiene el control de lo que acaece ante tu mirada. Si vienen, como pasa, a matarte sólo tienes que esperar y sorprender. 

         Se trata de un filme en el que un poderoso guion (una bonita aunque dramática historia) se incardina con unos paisajes de genuina textura primigenia: la Tierra como fue en sus orígenes, antes de que la Civilización del hombre blanco la hiciera objeto de sus desmanes y sus avaricias. Es un ejemplo de objeto cultural ni que pintado con el que confrontar con el decadente y degradante concepto de cultura cinematográfica que se ha impuesto en España. Guiones sin imaginación, dramas vacíos, exaltación del antihéroe o el delincuente más chabacano, culto a la amoralidad y al engendro... al terrorista (sólo de izquierdas) y al narcotraficante, al fanático y al vividor. Ninguna concesión al sacrificio, al trabajo o a la recta conducta, a la templanza y a la bondad. Al final, se trata de un reflejo  de lo que se ha convertido la sociedad española tras medio siglo de decadencia cultural, propiciada por las leyes socialistas de educación. Sistemas educativos que promueven, precisamente, el mencionado culto del antihéroe. Aquí, además, se desmonta con facilidad el axioma del presupuesto más bien magro, en comparación con las obras americanas. Es falso. El insufrible color sepia que implícitamente tiñe el fondo de toda obra ibérica al uso, no viene de la falta de dinero, sino de un sello cultural que se adivina enseguida. Esta película australiana, como tantas otras (francesas, americanas, inglesas, italianas), se ha rodado sin apaenas artificio, y resulta que es una obra maestra. La mentalidad del escritor, productor y director, incluso de los actores, se hace patente en el resultado: la búsqueda constante, casi innata, de la Justicia; las cadenas de la violencia y de la sangre, la expiación... Todo lo que no verás en una película de Almodóvar, que es el tótem de los amantes de la degradación social y personal y de sus productos culturales, si a esto se le puede llamar cultura. Cultura, aquí, es sólo una palabra que sirve para que el contribuyente ponga estúpidamente su bolsillo a disposición de semejantes listillos: estos cuya tremebunda historia empezó en un viaje a Madrid para ser los amigos, tiernos amigos, de Tierno Galván, que pasa por ser un pionero cuando no fue más que un sectario peligroso que predicaba la vuelta a la Guerra Civil, dicho y escrito por compañeros suyos del PSOE, los que, por suerte para todos, impusieron en Suresnes su modo de hacer la política en una España nueva que muchos, hoy, se empeñan en destruir. Los émulos de Almodóvar y su manera de ver el mundo: degradado, violento, cutre.

sábado, 12 de diciembre de 2020

CASAS IBÁÑEZ Y COMARCA - BAJAS PRESIONES (II)


 Y sigue. Viento del Noroeste, nubes, llovizna intermitente y, sin embargo, buena temperatura. Decía ayer, en la primera parte de este post, que el influjo oceánico se deja sentir en estas tierras, a 800 km de la costa gallega, que es por donde entra la borrasca. Así que debe tratarse de una perturbación atlántica muy poderosa. Lo normal es que, procedentes de ese cuadrante, las borrascas mueran entre el Guadarrama y el Moncayo; si acaso, en Madrid capital, donde los 500mm anuales de precipitación (100 más que aquí) anuncian que los frentes atlánticos (incluidos los del NW) se deshacen sobre la ciudad en un último estertor productivo.

             Esta mañana sólo quedan el viento y las nubes. No se aprecia llovizna. Y a lo largo del día la AEMET anuncia que el viento irá amainando. Es una ocasión inmejorable para reconciliarse con la tierra y salir a caminar por esos senderos del límite de la campiña, los que, ocultos bajo el tupido manto de los pinares, bajan hasta el Cabriel siguiendo los barrancos y las antiguas cañadas. Y si tenemos ganas de conducir unos km, no más de de 70 u 80, podemos acercarnos a Enguídanos, Cabriel arriba, para explorar las puertas meridionales de la Serranía Conquense, bendito lugar que emula el paraíso. (Esta es una de las ventajas -y creo que la única- que ofrece vivir en este pueblo: su privilegiada posición geográfica. Lo comentaba ayer: por encima de la inveterada y agrícola estulticia de su humana idiosincrasia, el que mediados los 50 del siglo XIX algún cacique local consiguiera el premio de la designación de cabeza de partido judicial para CI, aparte las ventajas sobre otros municipios que ello conlleva: juzgado, mercado semanal, centro de salud, bancos y ortos servicios comarcales; por encima de estos efímeros -ahora se ve- privilegios administrativos, continua siendo la geografía, la posición en el mapa, la que lo hace atractivo para vivir. Esto y  el franco  retroceso demográfico y económico de muchas poblaciones próximas: excepción hecha de algunas localidades que se han erigido focos de turismo o industria -Alcalá del Júcar, Villamalea y Madrigueras- hay todavía una cohorte de municipios que han perdido cualquier posibilidad de progresar. Tampoco esto último significa que Casas Ibáñez no conozca ahora tiempos de absoluta decadencia. Tuvo su momento de  esplendor en los años 80 y 90  del XX, pero ese crecimiento agotó su energía a manos de un socialismo radical y pueblerino dirigido por unos gerifaltes que, sin embargo, sí han prosperado a ojos vista. Ya sabéis: cohechos, mordidas, tráfico de influencias, prevaricaciones, malversación... La principal actividad de los políticos patrios y locales).

           


    

viernes, 11 de diciembre de 2020

CASAS IBÁÑEZ Y COMARCA - BAJAS PRESIONES

 


Se suceden las semanas y sólo es posible ver el sol -cielos despejados y resplandecientes, como es lo normal- en días contados: ventanas de estabilidad atmosférica que resultan efímeras. La tónica este mes de Diciembre es un viento del NW o el W que no cesa y una cadena de bajas presiones que o bien entra por Galicia, bien por el Golfo de Cádiz, lo que significa aquí, en esta parte de España, lluvia segura, y abundante. La actual borrasca ha entrado por el NW, Galicia, así que sólo nos llega el viento y una llovizna intermitente que ha conseguido, sin embargo, mantener los sembrados y las cunetas verdes. Las temperaturas, sin embargo, son suaves, oceánicas, como en Galicia. En días pasados tuvimos heladas mañaneras y temperaturas diurnas gélidas, con un viento seco soplando del Norte, lo cual significa irremediablemente cielos despejados: bendita ocasión para subirse al Cerro  de San Jorge y lanzar la mirada hacia JAVALAMBRE, COLLADO BAJO (alta Serranía Conquense) o PICO ALMENARAS, en las remotas Sierras de Alcaraz. El cinturón de montes próximos, que pertenecen ya en su mayoría a tierras valencianas, aparecen a tiro de piedra. Se diría que andando, llegamos en unos pocos minutos: Martés, Moluengo, Tejo, Nevera, Cinco Pinos,.. Y ahí, al Sur meridiano, el adusto MOLATÓN, vértice geodésico de 1er Orden desde ql que se divisan tierras y montañas de 9 provincias.

           El mundo y la política siguen su camino turbulento. Y los canallas prosperan en todo tipo de entorno (preferiblemente inmundo). Pero yo me conformo con poder salir a pasear y poner un pie tras otro en los senderos de la costumbre, como dicen los prehistoriadores cuando hablan de pautas de comportamiento y mapas mentales.


CASAS IBÁÑEZ es un pueblo decadente y triste. Arrasado por 4 décadas de socialismo radical y omnímodo, ya hay dos generaciones de ibañeses que han sucumbido a esta  especie de depresión ideológica. Salvo una pocas y heroicas excepciones, el ibañés medio sólo aspira a conseguir una paga pública o un puesto facilitado por papá. El resto, o tienen que trabajar fuera o embrutecen cuerpo y espíritu en una campiña adusta y desagradecida  que pertenece a otros. En cualquier caso -y esta es su única virtud- la posición geográfica de la población permite un asalto sin complicaciones a montañas, ríos y cuevas de otras comarcas: Altiplano Requena-Utiel, Valle de Ayora, Serranía conquense, Almansa, Cañones del Júcar... Gracias a esto y unas buenas carreteras, la tesis de alguna lumbrera del socialismo del siglo XXI (que sigue siendo igual de canalla), morado y verde, y que proclama que el vaciamiento de estas supuestas maravillosas sociedades es culpa del progreso y de los núcleos en los que, necesariamente, éste se gesta, queda arrumbada por la realidad del funcionamiento inexorable de las cosas: si hay carreteras buenas, das una oportunidad al crecimiento, a la instalación de sangre nueva que nos saque de este marasmo de estulticia finisecular. Y concedes a los valientes la oportunidad de ganarse la vida en otros sitios sin tener que abandonar su residencia aquí. En los 60, cuando lerdos y espabilados partieron en masa hacia los focos de progreso, las carreteras eran malas; pero aún así, se fueron. Esa estampa idílica que farsantes del tipo Vitamina Vil proclaman en simpáticas canciones, y conferenciantes del clima o el decrecimiento económico pintan como deseable, nunca existió: la estulticia espiritual, la endogamia deprimente, el atraso, la ausencia de estímulos, las sociedades opresivas del cacique... Dirán, estas luminarias, que fue cosa del  franquismo. Pero no hay más que estudiar la planimetría de la población para darse cuenta de que la inseguridad y el atraso venían de mucho atrás. También de la II República, que hundieron con especial dedicación y hasta vesania los que hoy se tienen por republicanos. 

jueves, 10 de diciembre de 2020

JAVALAMBRE Y OTRAS DISTANCIAS

 

Foto1) Imagen tomada desde el Cerro de San Jorge, colina a 1,5 km al sur de CI. 773 msnm. 70 m de prominencia. 24 de Noviembre de 2020. 

INVIERNO

Hoy es jueves, 10 de Diciembre. De manera que para la entrada oficial, la astronómica, del invierno quedan otros 11 días. Importa poco, porque el invierno de verdad, el climático, nos ha llegado en su plena y heladora expresión hace un par de semanas. Las nieves de Javalambre, las primeras heladas, los vientos gélidos del NW... no mienten. Comentaba en otros blogs más ideológicos que el 24 de Septiembre (24 de Septiembre, no es una errata) observé  una primera y ligera capa de nieve sobre estas magníficas montañas al sur de Teruel. El otoño se presentó con inusitada fiereza, y nos obsequió con lluvias, frío, viento y nieve en altitud. Sobre Javalambre no duró la nieve más que 24 horas, pero resultó una ocasión ni que pintada para argumentar contra los clérigos intelectualmente supremacistas, aunque nulos, del cambio climático inminente y desestabilizador. Ahora, tras unos días siberianos, vuelve a llover y vuelve a nevar si la altitud rebasa la isoterma de los 0º, que andará, calculo, por los 1100 m. Esto es una buena noticia para los acuíferos, los ríos, las fuentes, los bosques y los cultivos. Pero se que es una realidad nefasta para estos nuevos monjes del apocalipsis que en su patética estulticia son incapaces de razonar ante lo que ven sus ojos o siente su piel de universitario poco o nada curtido. Las aulas llenas de nenes que viven del dinero de su papá nunca han sido que digamos una lección de vida. Ni de vida ni de teorías interesantes.

         De entre toda esta caterva de histéricos doctrinarios no  hay un solo tipo que se pare a pensar y se haga la pregunta de porqué las pautas del clima continúan repitiéndose en patrones inalterables que pueden diferir acaso en unos cuantos días, y porqué tenemos, en la vieja Iberia, el paisaje que tenemos. Esto no es Noruega ni un paraíso oceánico de temperaturas suaves y precipitaciones generosas (como si ocurre en la franja Norte de España, una franja muy  muy estrecha): es una fortaleza de 700 m de altitud media rodeada por sistemas montañosos que la aíslan del benéfico influjo de los mares. De manera que 1) llueve poco, 2) hace mucho frío en invierno y mucho calor en verano. Para mayor desgracia, estamos situados tan al sur que no nos libramos de la miasma de polvo en suspensión y temperaturas de horno que el Sahara tiene a bien obsequiarnos un par de veces todos los años. 

         Estas terribles pautas climáticas, que llevan repitiéndose con exactitud matemática cientos de años (al menos, del 12.000 a C. hasta nuestros días) provocan la histeria ideológica en los cretinos desinformados y siempre dispuestos a tragar con lo que les dicen, y aquellos que, huérfanos de socialismo desde que cayó la URSS y se ha visto lo que de verdad es semejante sistema político, necesitan una nueva y visionaria doctrina con la que luchar contra Occidente y el pensamiento racional. Tampoco conozco a ninguno de éstos luminarias que se haya parado a pensar sino será un truco de las energéticas para meternos un sablazo a cuenta de la contaminación. Ahora que los mejores paisajes han sido destruidos por kilómetros y kilómetros de hileras de aerogeneradores (los más pequeños creo que tiene 70 metros de altura), que el petróleo está por los suelos y el campo brilla como en una terrible distopía con espejos de aluminio y sílice venenoso, seguimos pagando una energía a precio de oro. Me temo que estos histriónicos activistas del apocalipsis no son más que los tontos útiles al servicio de los listos de éstas corporaciones. 

        Mientras, a través de estos días terriblemente iguales y dramáticos, supero el confinamiento echando mano de los senderos de la costumbre. El camino directo a través de la campiña que lleva a las faldas del Cerro de San Jorge. Se trata de una simple colina de perfil redondeado, como el saliente lomo de una ballena, si la tierra fuera el mar. Y con su escasa altitud, 773 msnm, los humildes 70 m con los que destaca sobre el entorno circundante y llano la convierten, sin embargo, en un mirador excepcional sobre tierras, poblaciones y montañas lejanas. 

martes, 24 de noviembre de 2020

GREENLAND- EL ÚLTIMO REFUGIO


COMENTARIOS A UNA PELÍCULA


Se le llama evento de extinción masiva, y tampoco es la primera película, libro, relato o documental que hable sobre el asunto. Ocurrió una vez, hace 75M de años (la extinción de los dinosaurios) y puede ocurrir de nuevo, es pura estadística. Improbable, pero posible.

       El film abunda en todo ese contenido que, sin ser necesariamente un entendido, mucho menos un crítico, lo hace bueno: un buen guion, una trama emocionante, unos efectos muy logrados y un trabajo de los actores magistralmente traído. No se puede pedir más. No es el tipo de filme recomendado para la triste época en que vivimos. Pero refleja muy bien la patética fragilidad de los sistemas en los que andamos prosperando o, al menos, viviendo como buenamente nos dejan. Allí, en la película, como aquí, en la realidad, los gobiernos sirven de muy poco. En los EEUU -en la ficción o en la realidad- el simple poderío de su ejército lograría salvar a mucha gente; aquí, desde nuestra misérrima ensoñación de ricos (lo que no nos convierte en ricos) creo que no se salvaría nadie, ni siquiera Sánchez, el nuevo emperador entre los miserables, con su falcon que pagamos todos para que se tome sus caprichos y se crea émulo de John Fidtgeral Kennedy, el muy cretino.

        Después está el mito universal del refugio. Groenlandia, la última Thule de los vikingos, tierra hermosa y silenciosa, remota y prístina. En un mundo superpoblado e histérico se hacen más necesarios que nunca estas geografías de tranquilidad y naturaleza salvaje. Yo, que soy pobre y dependo de un sueldo más bien escaso, como casi todos (exceptuando defraudadores y corruptos, que se hacen ricos enseguida) jamás iré a Groenlandia, aunque sueño con ello. Mis únicas, aunque valiosas, opciones se materializan de vez en cuando en esos rápidos viajes que acometo entre turno y turno a los bellos por remotos rincones de la Serranía de Cuenca: Boniches, por  ejemplo, a tan sólo 126km por carretera.





martes, 9 de junio de 2020

CANCIONES PARA UNA ÉPOCA DRAMÁTICA

E-NATIVA- PASIÓN ROTA (2)



Nos imponen un arresto domiciliario sin haber cometido delito alguno, nos persiguen las FS del Estado con celo inaudito (un millón de multas en 66 días), mientras en época normal, nos roban le coche, la casa, nos agreden, violan, secuestran y nunca las vemos o sentimos cerca...; arden las ciudades en los EEUU, Francia o Bélgica (no por el drama acaecido en Minneapolis, eso sólo es la escusa, sino porque de vez en vez lo más granado de la gentuza ha de ser utilizado como ariete político por ciertas élites que no se quieren manchar las manos); tememos por nuestros hijos, por nuestros padres, por ser presa del coronavirus (el legado de la  China criminal y comunista, donde la vida humana no tiene valor), pagamos impuestos desorbitados, aguantamos los caprichos de un jefe cabrón, acudimos al trabajo: los desheredados de las pagas y ayudas sociales... Pagamos el sueldo a proetarras y simpatizantes de terroristas y dictaduras genocidas como Pablo Iglesias y estúpidas de manual como su esposa (novísimos marqueses de Galapagar)... Un suma y sigue de tribulaciones que no se transforman en justa y destructiva ira gracias al férreo control de armas europeo... En fin. Los mansos de corazón y condición que desde pequeñitos hemos sido educados para aguantar todos los golpes vengan de donde vengan, donde yo me incluyo, a veces, pero sólo a veces, encontramos ese hueco para la contemplación estética que con escaso alarde nos ayuda a purificar los pensamientos y nos renueva el alma. 






lunes, 23 de marzo de 2020

LA ÉPOCA DEL CORONAVIRUS (II)

Nos llega una enfermedad terrible (habría que  estudiar por qué se desplaza de Este a Oeste) y sorprende dirigiendo este galeón que es España al peor capitán de los posibles. Como dice Bunbury en una de sus, siempre, elaboradas canciones: "de entro dos o tres siempre elegimos al más subnormal". Yo, por todas las mentiras, traiciones y otras felonías que lleva dichas y hechas desde que se dio a conocer (es bueno ir recordando que lo echaron de su propio partido) sospechaba que era un canalla de altos vuelos. Pero cada día que pasa, cada aparición pública, torpeza o falsedad, esa sospecha se ha ido convirtiendo en certeza. Y para muestra, un botón: ¿Alguien vio el  discurso/mitin  de ayer? No son intervenciones de crisis. Son actuaciones teatrales en honor a la ideología. Una ideología vacua y postmoderna que sólo para mientes en lo superficial, pergeñada en caros despachos ocupados por frikis con la sola intención de embaucar a la gente. Estupefacto, aterrorizado, asisto al espectáculo digno de Almodóvar (que es otro tipo de la farándula socialista financiado a precio de oro por el  contribuyente) de  un presidente del gobierno que habla del queroseno de  los aviones (se está gastando poco), el consumo de hidrocarburos (se contamina mucho menos) y de la fabulosa banda ancha de Internet (nada comparable a la  que tienen otros países -los USA, por ejemplo, donde su uso es mucho más barato) que parece haber inventado el partido Socialista. Sólo le faltó hablar de  las ballenas y la conjunción cósmica universal: no sé: ¿con Maduro? ¿Erdogán? ¿López Obrador el narcotraficante? (Volvemos, qué duda cabe, a ZP. El tipo que empezó todo esto).

         La gente, en cualquier caso, prefiere el teatro a la verdad. Prefiere no hacerse preguntas acerca del confinamiento y aguardar borreguilmente en casa para asomarse de vez en cuando al balcón e insultar al corredor imprudente (y valiente) que sale a hacer su rutina porque las piernas y los pulmones le van a estallar. Yo, después de exponerme en mi trabajo, al virus y las agresiones, en el espacio cerrado por antonomasia que es una cárcel (225 internos y una oficina de 4x4 que comparto con otros 3 o 4 compañeros) establezco mi rutina de salidas. Sí. Lo confieso: oculto el coche bajo un grupo de encinas y salgo por el campo a correr atento a cualquier ruido de vehículo de motor; presto para saltar hacia los matorrales de la orilla y evitar tener la mala suerte de ser multado por romper este arresto domiciliario que el Presidente llama "disciplina social", palabra que detesto.



              Se trata, por otro lado, de la suerte. Quien vive en una ciudad y disfruta de sus innumerables ventajas con respecto  a la vida pueblerina sin estímulos, tiene hoy el hándicap del mayor  control policial y los idiotas que vigilan desde las ventanas, que es otro manera de ejercer la condición de palurdo. CASAS IBÁÑEZ me ofrece la oportunidad de recorrer en coche sólo 4km ó 5km hacia el norte y alcanzar las soledades montuosas del valle del Cabriel. Si añadimos el efecto de la niebla, como me ocurrió ayer, la operación me sale  redonda. Soledad e invisibilidad. En cualquier caso, todo me parece absurdo, digno de una historia tragicómica de ciencia ficción. Pero de serie B de ciencia ficción. Te prohíben salir de casa, te persigue con una dedicación totalitaria la policía, cuya entrega ya quisiéramos para proteger nuestras casas y nuestra integridad, y luego te tienes que abrir paso a codazos en unos supermercados prontamente exquilmados por hordas de vecinos que, de repente, se han convertido en zombis. Muy triste, todo. Comprobamos que ese tan aireado sistema sanitario sin igual en el mundo, hace aguas por todos sus costados. Que no probee de medios y seguridad ni a los propios profesionales. Que te deja morir en casa, o que te entrega los restos de tu padre sin haber podido estar con él en sus últimas y dramáticas horas; hospitales donde estabas ingresado por una operación menor y te mueres por haber contraído el coronavirus... Ese es nuestro endeble sistema. Pura ilusión ideológica. Comentaba a un amigo, fiel seguidor del libro del buen marxista, que este sistema público universal que nos cuesta un ojo de la cara y parte de un riñón -y puede que también hasta un hígado entero- será una bicoca para aquellos tipos que se cuelan ilegalmente, en masa, por las débiles fronteras de nuestro país (que se han presentado aquí por millones desde el Sur o desde el Este). Obtienen una medicina de calidad, muy superior a la de sus países d origen, y gratis total, sin haber contribuido jamás a la hucha pública. Pero, tranquilos, como ideológicamente es obligado seguir en este terreno los dictados de una izquierda sectaria y ciega, yo pago gustoso los  gastos. Mi padre se pregunta por qué a lo largo de medio siglo o  más, empezó a trabajar a los 14, allá por los 50, ha intentado hacer las cosas bien y pagar hasta la última peseta de sus impuestos. En la posguerra pasó hambre. Mis abuelos, los que padecieron una guerra fratricida y después una década de penurias, empezaron a levantar este edificio. No entenderían por qué los que más lo disfrutan o se benefician son precisamente los que jamás levantaron un dedo para construirlo y mantenerlo. Entre tanto, asisto atónito a la terrible imagen de un avión español que vuela hacia Ecuador para recoger a compatriotas aislados y le ponen coches en la pista para que  no aterrice. Espero que tengamos memoria y sepamos retribuir con justicia.

      Y más cosas que vendrán..

      La imagen pintada de tragedia de los enfermos tirados en los pasillos y rezando, si tienen fuerza para ello, por un respirador y una palabra amable, una compañía, una última imagen de sus hijos, da la medida de la enorme falsedad que  esta izquierda de millonarios y trileros nos ha obligado a creer. No es el mejor sistema sanitario del mundo. Con 20.000 enfermos de una población de 47 millones ya estaba colapsado. Con un personal agotado y enfermo, algunos muriendo ya, y desprotegido por una criminal planificación que ha negado la evidencia  desde el primer minuto. No merecemos un gobierno que nos mienta. ¿O sí? 

domingo, 22 de marzo de 2020

LA ÉPOCA DEL CORONAVIRUS

El año 2020 nos ha traído un gobierno de farsantes (peligrosos, nada simpáticos) y una maldición bíblica: una pandemia mundial cuyos efectos  devastadores están por evaluar. La versión conocida es que se ha originado en China a consecuencia de cierta sopa  de murciélago y pangolín a la que son aficionados los habitantes de semejante y criminal imperio. Yo me lo creí al principio. Pero hoy abrigo la certeza de que China, como imperio que es y como herederos en la actualidad de un genocida del jaez de Mao..; abrigo la certeza, digo, que el virus, la pandemia, los fallecidos y hospitales colapsados (y las subsiguientes imágenes de aviones chinos aterrizando en territorio europeo para ofrecernos material y ayuda) son sólo una manera que ha ideado China para mostrarnos su poder. Dentro de nada -lo veréis- obtendrá la vacuna y la ofrecerá gratis: caeremos por siempre jamás en las fatales redes de su economía. Sé que los porgres españoles... (bueno, voy a decir: habitantes progres de Iberia, dado que la palabra ESPAÑA les produce sarpullido) hubieran preferido que todo esta tragedia hubiera sido un invento de TRUMP. Pero, sopa de pangolín o excrecencia de laboratorio, ya nadie discute que ha venido de China. Mientras tanto Europa demuestra que como ente político supranacional no sirve de nada (ya lo vimos con la crisis de los "migrantes" sirios mandados por los carniceros  del ISIS, que hoy están entre nosotros), y aquí en España, los discursos del Presidente Sánchez (Greto Sánchez) hablando ayer del queroseno, netflix e internet (otros días habla de la  disciplina social, palabra que detesto), el  colapso de la supuesta "mejor medicina del mundo" y otras y dispares actuaciones; me demuestran, apunto, que los gobiernos no sirven para nada, si no se trata de la  función exclusiva de multar, esquilmar y joder al ciudadano. Asisto, atónito, en la tele y la vida que hago, a cómo esa legión de borregos amancebados y enclaustrados insultan con expresión asesina a algún corredor solitario que, urbanita por necesidad, alejado del campo y el monte, imposibilitado para desplazarse en vehículo, tiene la necesidad vital de salir a correr y que le dé el aire: única modo posible de no volverse loco y protagonizar un suceso al estilo de alucinante film UN DIA DE FURIA. Esos mismos patanes, acuden luego en masa al supermercado a vaciar las estanterías de papel higiénico, sin mirar con quién se frotan y tosiendo y escupiendo como lo  burros que son.





Y poco más, amigos. Este invierno extraño en el que  a pesar de la temperatura suave (que no cálida) ha nevado dos veces y ha estado nublado casi siempre, tuve ocasión de dar intensos paseos (por la velocidad y la premura de tiempo, generalmente un par de horas por la mañana) y fotografiar el estado de los paisajes que coleccioné como habituales en mi  juventud andarina. Observo más humedad, más brillo y más masa forestal, por mucho que pontifiquen los farsantes del Cambio Climático. Esos que son los mismos incompetentes peligrosos que están dirigiendo el gobierno y esta crisis. Después de todo lo que está pasando y lo que estamos viendo ya nada será igual. Estoy seguro.
No estamos en un paréntesis, estamos en una frontera; y la  vamos a cruzar dentro de poco. Entre tanto hay gente que muere injustamente en el (supuesto) mejor sistema sanitario del mundo. Sí. Este de tu país que pagas a precio de oro (en realidad se lo pagas a otros: los que se cuelan ilegalmente, los que jamás, por ser unos condenados gandules, yonquis o vividores jamás han cotizado ni contribuido al bien común) y que con "sólo" 20.000 contagiados ya está dramáticamente colapsado y la gente se muere en ellos sin apenas asistencia, sin coger la mano de un familiar y sin más explicación.

Como cualquier otra persona tengo miedo. Más por mi familia (mis hijas, mis padres, mi esposa...) que por mí mismo. Y aunque desempeño una profesión en la que se me incluye en colectivos esenciales y alto riesgo de contagio (debería haberme dedicado a otra cosa, pero ahora, después de 30 años de labor, ya es tarde), no temo por mí. Pero he podido constatar que estamos dirigidos por auténticos  canallas. Cobardes, desalmados, perrilleros e inútiles. Soy funcionario de prisiones. Los presos están aterrorizados (por ellos y por sus familias), y nosotros también. Una mala combinación. Pasará -como en Italia o Francia, ahora mismo- algo muy grave. El gobierno es consciente, pero no hace nada. Va por detrás. Espero, también, los textos (blogs, postcats, facebook, twiter) de esas lumbreras progresistas y falsarias tipo profesor de universidad metido a economista (?) por obra y gracia del socialismo sectario de Iberia (exceptuando Portugal), con sueldos generosos que no merecen y que cuestan al contribuyente la parte de un riñón y hasta de un hígado, pontificar desde sus magníficas poltronas hogareñas, ahí en sus mansiones financiadas por tramposas mordidas y productivos colegueos con constructores, especuladores o emisarios de papá BONO. Sí. Ese millonario calvorota con melena implantada y cara de Sara Montiel que vive en Miami, lejos de los pobres e ignorantes manchegos que lo auparon a la fama.

Mientras, yo viajo por desoladas carreteras para ganarme el pan. Pagando un combustible a precio de oro y jugándome el físico y el alma para un sistema, el español, que hace aguas por todos los costados. A pesar de que a algunos ciudadanos proletarios (y vallecanos) hayan sabido tomarle el pulso certeramente a una ciudadanía ovina y bovina, pero bovina de estabulación, y se hayan hecho ricos con torticeras maniobras y metiendo a los  bancos muchísimo miedo. Yo jamás he sido, ni seré, tan inteligente. Por lo tanto, me tengo que conformar con lo que tengo y tirar para adelante. Pablo, Irene, Echenique y relativos: os deseo... Justicia retributiva, solamente eso. La violencia política y social que instalasteis en este viejo país con el dinero de dictaduras islámicas como Irán o dictaduras blandas, pero cutres, tal que  Venezuela; sin olvidar el país de referncia de todo socilaista que se preste: Cuba. Es mi blog y escribo lo que me da la gana. Fuisteis vosotros los que lanzasteis a unos ciudadanos contra otros. Sois vosotros los que os abrazáis con carniceros (Otegui), sois vosotros los que defendéis a personajes atrabiliarios y psicópatas como Lanza. Sois vosotros los que jaleáis y pagáis el abogado a los raperos de mierda que cantan que hay que matar a los Borbones. Aquí, sospecho, empieza vuestra caída.

miércoles, 4 de marzo de 2020

COFRENTES (CONFLUENCIA)

Los romanos lo bautizaron así. Llevados por la lógica aplastante (pero sencilla) de la geografía, allá donde vieron que los dos grandes ríos mediterráneos (el Júcar y el Cabriel-Sucrón y Capra, para ellos) se unían en una sola corriente, fundaron una población y, quizá, el antecedente de la airosa fortaleza que podéis contemplar hoy día. Y desde esta mágica confluencia (al fin y al cabo, los dos ríos son hijos de la misma sierra: Montes Universales) el Júcar se lanza, fiero, hacia su destino marítimo sobre las feraces huertas de Alcira, Sueca y Cullera, donde desemboca. Hoy, esa proverbial fiereza (peligrosa a lo largo de los siglos) se ve definitivamente contenida por el sistema de  ingenierías sucesivas que el complejo hidroeléctrico Cortes 1 y 2, Millares y Embarcaderos convierte al Júcar en un lago de montaña. No un lago que reclama contemplaciones bucólicas y poemas a la madre tierra, no; un lago de aguas traicioneras y aspecto severo en el que hunden sus raíces los poderosos cantiles que lo enmarcan y lo dirigen, manso pero gigante, hacia Tous. A partir de aquí ceden los montes y entregan las aguas a los meandros y cañaverales de un vasto llano aluvial. Toneladas de tierra fértil amontonada por los milenios.




El Júcar traza su bravo camino a través de los mantos calizos de este postrer rincón de la Meseta en el que se asienta Casas Ibáñez y su comarca. Alcalá  del Júcar, joya del turismo y las contemplaciones literarias de los fotógrafos guarda un último punto de civilización sobre la audaz revuelta que lanza al río a través de un cañón que progresivamente adquiere su condición salvaje y peligrosa, delicia de excursionistas y montañeros. Muy cerca ya del límite con Valencia (término de Jalance) los cañones se transforman en desfiladero, y el río fuerza su cauce por las entrañas del manto de calizas y dolomías del cretácico. De Oeste a Este esta descomunal grieta geológica saca finalmente al río hacia las amplitudes más amables del valle Ayora-Cofrentes que, de Sur a Norte, Almansa-Requena, desciende hasta los civilizados 300msnm de Cofrentes, que alza su fortaleza directamente sobre las calmas aguas del Cabriel, aquí generosamente engrandecido por las aguas que le cede, un poco más arriba, en el desaguadero de Basta el canal del Molinar, obra ciclópea de los años 50, donde trabajó mi abuelo con una mula y alguna que otra penuria vital.

             Son parajes bravíos y montuosos en la retaguardia de la civilización que representa Valencia. En la vanguardia de lo que al inmediato Oeste y subiendo cuestas, densos pinares y barrancos, es el comienzo de la extensa, en ocasiones anodina y muy poco amable llanura manchega. Aquí, en el corazón de los montes, siempre a la vista del río, los excursionistas encuentran su razón. Y caminan en soledad pensando en épocas remotas, cuando vivir era duro pero sencillo, y la escala inhumana de los abismos  encogía el corazón.

viernes, 28 de febrero de 2020

FEBRERO ANUNCIA-Aventuras y caminatas por el campo de CASAS DE VES

El desierto, si lo es, debe parecer un desierto. Sin embargo, en estas latitudes mediterráneas (el mar, allá al Este, sólo está a 80km a vuelo de pájaro), el desierto es sólo temporal: de Junio a Octubre, en un año malo, que son la mayoría: secos y ásperos como el esparto; de Julio a Septiembre si el año es bueno, es decir, lluvioso. Y como la belleza es fruto directo del contraste, sobre estas extensiones de llanuras y cultivos, altozanos y colinas cubiertas de pinares y encinas solitarias, la  primavera se cierne en esos huecos que permite la estación, el invierno. Febrero suele ser el mes de las sorpresas: de pronto, en el intervalo de unas pocas horas florecen los almendros, y los campos se cubren de hierva, una hierba húmeda y de un color brillante. En pocos lugares he visto praderíos de semejante verdor. Ni en los Pirineos, ni en la Serranía  de Cuenca, ni en Urbión o el Javalambre. Es aquí, tal vez por la particular composición de la tierra (el suelo) donde se pueden contemplar rincones transidos de misterio; literaturas, más que geografías, que te llevan a épocas remotas, quizá  más rudimentarias, pero felices. Una felicidad sencilla que sólo la contemplación y el pulso despacioso pueden proporcionar.





La vida moderna retira del paisaje al gañán y pone al excursionista silencioso. Aparceros, pastores, labradores, propietarios de alma pétrea y modos expeditivos... Estas cosas y estos personajes ya no volverán. Sin embargo, ahí queda el testimonio de su esfuerzo y su pericia. Los árboles que pacientemente plantaron y vigilaron y los muros de adobe en los que encontraron refugio. 

          El caminante del siglo XXI, aunque haya nacido en los 70 del anterior, está obligado a reconocer y buscar. Aventurar sus pasos por caminos que no conoce y rendir tributo a los que imaginaron su trazado. Pasar por estos mágicos lugares una tarde de merienda y café y olvidar las miserias y las batallas, las obligaciones y las tretas para sobrevivir.

TÉRMINO DE CASAS DE VES. CERCANÍAS DEL MIRADOR DE LA VEREDA, SIERRA DEL PEÑA NEGRA. 24 DE FEBRERO 2020


CONFINAMIENTO (N+1)

                                                            WEBCAM JAVALAMBRE   Imagino que a estas alturas decir, titular... utilizar la p...