lunes, 1 de febrero de 2010

1 DE FEBRERO. UN PASEO POR EL ARROYO DE LA CAÑADA

El Arroyo de La Cañada nace ...; sería más apropiado decir que inicia su curso (pues no hay manantial o fuente algunos en superficie que así lo certifique) en los aledaños de Casas Ibáñez, muy pocos metros al Oeste de su casco urbano. De curso típicamente estacional y súbitas crecidas de nivel (más bien, de nuevo, una sorpresiva aparición de cauce) a golpe de tormenta veraniega, fue en tiempos un arroyo de llanura alimentado por los someros niveles freáticos del acuífero hoy extinto que dió para cultivos hortelanos y unos puentecillos que, a decir de los abuelos, unían las dos mitades del pueblo que este separaba, dando nombre a una de las avenidas o lugares con más enjundia de la localidad: La Cañada, el Parque de La Cañada, la Pista homónima y el mercadillo de los lunes. Hoy, como digo, si discurre algo de agua es subterráneamente bajo el asfalto y el paseo de plataneros que arranca en la carretera de Villamalea y va a morir en las inmediaciones de la Pza. de Toros. Cuando sale a la luz del día, lo hace a la salida de la población sentido Valencia, a la derecha de la nacional 322. Se adivina nítidamente el cauce entre los campos por la recta línea de carrizos que contornea su ribazo. Toma dirección Alborea y discurre habitualmente seco hasta la depuradora de Casas Ibáñez,a 3km, donde le son devueltas las aguas ( todavía no se si convenientemente depuradas, a pesar de las elevadas facturas que religiosamente pagamos al Ayuntamiento por este concepto dos veces al año) que, ahora sí, de modo permamente, desembocarán en el lejano Cabriel tras unos 25 ó 30 km de discreto recorrido tras ser usadas con generosidad por los ibañeses para abastecer nuestros aseos, pilas de fregar, lavadoras, baños y wáteres de los maltrechos acuíferos circundantes...   Hoy, 1 de Febrero, aprovechando un sol esplendente en una mañana fría que ha dado 4 grados a las 10.30 a.m., con una atmósfera límpia y puificada por los vientos del NW que han estado soplando con bravura estos últimos días de Enero, salgo a caminar por el campo tras cuatro días de obligado confinamiento hogareño por causa de un virus que me ha destroazado los intestinos. ¡Qué diferentes los pensamientos de ayer a los de hoy! ¡Cuán esclavos somos de la salud! De modo que hago, con intención de poner a tono las piernas, un sencillo recorrido sin pretensiones por los paisajes típicos que me ha tocado (debería decir que he tenido la suerte)  habitar. Por las lagunas estacionales equidistantes entre el Pinar de La Calera y Alborea (aunque ya dentro del límite de esta población), aprovecho el nítido trazado de los viejos caminos que, siguiendo el arroyo que cruza los sembrados en los que ya apuntan los verdes brotes del trigo y la cebada como una promesa de verdor para esta primavera, me llevan por parajes solitarios y, a su modo, llenos de encanto y ruda poesía castellana.


Ámbito de la excursión. Lomas incultas cubiertas de tomillo y el Arroyo en dirección a Alborea a través de las llanas tierras de labor.




LA EXCURSIÓN. RESEÑA FOTOGRÁFICA

1) Mapa de Google Earth. La línea de color verde representa el regreso a través de la loma en la que se asienta la estación solar de Alborea y que despeja una plataforma junto a unos olivos que se erige en privilegiado mirador sobre los campos inmediatos, la ceja del Cabriel y las lejanas montañas de Javalambre y Alcaraz.



2) Lápida conmemorativa al inicio de la excursión. Nada más cruzar el puente sobre el Arroyo vemos a nuestra izquierda esta lápida de piedra natural erigida en memoria de un asesinado de la Guerra Civil. La inscripción reza así: "Aquí fue vilmente asesinado CANDIDO PIQUERAS PARDO, un 18 de Febrero de 1937, a la edad de 27 años" De modo que habría que recordarle a nuestro preclaro, isigne pero muy resentido Presidente, que este muchacho fue muerto a manos de aquellos salvadores de la libertad y la democracia republicanas que también en Camuñas, Toledo, enterrraron vivos a una madre con su hijo, violaron monjas y ejecutaron a curas y católicos... Eso sí, excusa el todopoderoso País: eran ricos. Bien. Un momento para la reflexión; pero hay que continuar. Junto a este hito conmemorativo parte el sendero que seguiremos entre el límite de los cultivos y la loma inculta y pétrea hasta el pinar y la ancha pista que une Alborea con la carretera de Zulema por esta parte del campo.

3) Ejemplo de pulcritud ambiental de las estaciones fotovoltáicas: infestar el campo de columnas y torres de alta tensión.



4) Más de lo mismo: efectiva manera de cargarse los paisajes y encima, quedar bien ante la concurrencia progre. Somos ecologistas, pero hay que llenar el país de hierro y cables...


5) ALBOREA. Genuina estampa en el extremo de la Llanura de lo que es, y debe ser, un pueblo manchego. ¿Veremos algún día minaretes en lugar de Iglesias? Al Sr. Z le encantaría.
6) ALBOREA y el camino que bordea los márgenes de la loma de espartos y tomillos. Un buen lugar para merendar a la sombra de las encinas.

7) EL PINAR INTERMEDIO. Bucólico y umbroso rincón para solazarse en el estío. Siempre que nos atrevamos a andar por aquí con los habituales 40º a la sombra... Mejor en Otoño y Primavera, desde luego.

8) REGRESO POR LA LOMA DEL TOMILLO HACIA LA ESTACIÓN SOLAR.











9) LA CIMA. La bravura mineral de Castilla en uno de sus extremos. Hacia el Este, detrás de Alborea, asoman Martés y el Nevera: significados montañas del cinturón interior de montes valencianos. Eso mismos que nos separan de la influencia climática benigna del mar Mediterráneo.


10) Preparando la vuelta tras un buen rato de observación geográfica hacia las distintas tierras y montes esparcidos por los cuatro puntos cardinales.
Es sin embargo la contemplación de la pirámide de rasgos netamente alpinos del pico Almenaras (1798m), cumbre señera de la provincia, aunque no la más alta, lo que más me ha impresionado. Perfiles tan cargados de nieve que parece que se vayan a producir aludes de un momento a otro.

CONFINAMIENTO (N+1)

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