LA NECESARIA EVASIÓN DE LAS NOTICIAS. Cuando miro con verdadero espanto, pero más honda pena, si cabe, las tribulaciones del gran pueblo japonés, al cual, los genuinos supervivientes como nosotros, debemos sentir como propio, por mucho que nos separe una lengua y una adscripción nacional (pero no, sin embargo, una mentalidad individualista, disciplinada y fuerte, que huye del socialismo y de los falsos profetas como de la peste), necesito salir un rato a disfrutar la caída pacífica de la tarde por estos paisajes postinvernales que ya huelen, a pesar del frío, el viento y la lluvia, a primavera. El campo está impregnado de humedad, florecen las lagunas en las hondonadas y se viste la tierra de un verdor que brilla a poco que se asome la luz entre las nubes. Caminamos con parsimonia en mitad de estos paisajes controlados, domesticados por la Historia y una geología antígua, y nuestros congéneres del Pacífico sufren las consecuencias de habitar un mundo primigenio y salvaje. De otro lado, mientras pongo todo mi corazón en el inmenso deseo de que todo mejore y que los vivos entierren con honor a sus muertos, los iluminados terriblemente infectados de progresía se dedican a pontificar acerca de las nefastos resultados de la energía nuclear; esta que, precisamente, consiguió sacar a Japón de los escombros de la II Guerra Mundial y auparlo como la potencia económica y tecnológica que es. El ejemplo que nos dan como sociedad y como país resulta ejemplar. España, empezando por el gobierno de insustituibles y entrañables incompetentes que nos arrasa los bolsillos y agosta todo asomo de inteligencia antes de que florezca, habría desaparcido en un caos de distrubios, saqueos y lamentaciones: demasiada gentuza como para poder superar una tragedia de estas dimensiones. A mi juicio, lo que demuestran unas centrales que aguantan un terremoto en su máximo poder destructivo ( 9º en la escala Ritter) y el subsiguiente maremoto es que la energía nuclear es segura. Toda mi admiración para ese grupo de 50 valientes que permanecen en el reactor para llevar a cabo las tareas de contención. Todo el ánimo del mundo a esos marines de la flota del Pacífico que sobrevuelan el reactor en helicóptero y arrojan sobre él toneladas de agua del mar. Nunca la porgresía reinante había sido tan terriblemente mezquina. ¡Que os jodan a todos! Deberíais pagarnos esa parte de más de los recibos de la luz que se corresponde con la brutal dependencia de las centrales nucleares francesas y los caprichos progres (aunque altamente ineficaces) de los aerogeneradores y los huertos solares: sí, amigos, esos ingenios que destruyen paisajes y siembran la campiña de aluminio venenoso.
Tenemos los ibañeses insurrectos y poco dados a confraternizar con el poder una escasa lista de lugares en los que disfrutar de un rato de doméstico asueto sin pretensiones y escapar por unos instantes, como ya decía, de la cruda realidad de los informativos. El paseo de la Ermita de la Virgen de La Cabeza-que algunos malintencionados llaman merendero en Panoramio-es uno de esos espacios públicos que nos brindan la posibilidad de un paseo y un rato de conversación. Así que después de una semana entera de vientos, lluvias y cielos antipáticos, salimos mi esposa y yo (que es la guapa que podéis ver en la foto) a exponer nuestra fría piel de gallegos al sol bendito de la tarde.
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