Hay que aprovechar estos días soleados, de cielos clarísimos y ambiente genuinamente primaveral (temperaturas cálidas, suavizadas por una brisa fresca del NE) y salir con el corazón bien dispuesto y la vista pronta, para respirar hondo esos detalles del paisaje y la atmósfera que el reciente invierno ha mantenido en suspensión. De modo que, nada más desayunar, preparo la bici, meto unos cuantos víveres en la mochila, y tras despedirme de mi esposa y mi hija-que se van juntas al cole-salgo raudo a campo abierto y enfilo por los caminos que llevan a la Aventura. [Arribaré, jadeando como un acémila y quemado por estos primeros soles, pasadas la una; tras 61km de pedaleo vivo y una cuesta, la del Tranco hacia el Bco. del Mingo y las desolaciones de su cabecera, capaz de sembrar el desaliento en los espíritus más correosos.]
campo abierto hacia el SE [línea de montañas al otro lado del río. Como navegamos por estimación-y a falta de mayores conocimientos-el secreto, al salir, radica en dirigirse siempre hacia el Cerro del Cabezo, 877m, cuyo inconfundible perfil de senos vemos ahí donde el camino comienza a describir su larga curva hacia la izquierda.]
zulema, cruzando los campos hacia el Este. [el objetivo ahora es aproximarnos a la Serretilla de La Pared: la primera barrera de montes que se levanta antes de los derrumbaderos del Tranco. Iremos dejando El Cabezo muy a la vista a nuestra derecha]
arquitecturas de paja y Molatón, 1245m: el gigante que se asoma al Sur
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