CASAS-IBÁÑEZ EN LOS MÁRGENES DE LA BORRASCA

 Es el día 23 por la mañana y sale el sol después de dos o tres días de cielos encapotados y generosos. Durante gran parte de la noche pasada ha estado lloviendo sin descanso y he vuelto a ver las lagunas del Arroyo de La Cañada llenas a reventar... Por mucho que los histéricos del clima nos metan el miedo en el cuerpo, con aviesas intenciones ideológicas (sobre la que destaca la de meternos la mano en el bolsillo con impunidad               inventándose algún impuesto), los otoños 

 continúan rodando por la vieja carretera del tiempo y he aquí que el nivel freático sigue estando donde está, incluso con los ávaros pozos que el socialista que ahora clama contra las multinacionales y el cambio climático permitió cuando era alcalde de esta bonita localidad.

Me gusta salir a correr en condiciones adversas (antes de ayer mismo, para celebrar el resultado electoral, salí bajo la lluvia matinal) y hago algunas fotos con el móvil de los paisajes archiconocidos de mi juventud.
La N-322, que aparece en las fotos, apuntando hacia el centro de llanura, el Oeste, y las montañas del otro lado del horizonte, es siempre una ruta pletórica de promesas. Cazorla, Alcaraz y Segura, las imponentes Sierras de los inicios de mi actividad aventurera, siguen allí: arraigando en el corazón de España, muy lejos de las miserias que el socialismo ha dispersado en el alma de este antiquísimo país. La primera nación moderna de la Historia.